
“El tiempo vivido en la Fiscalía me ha dado las mejores respuestas para encontrar las razones de no haberme equivocado cuando elegí entrar por decisión propia al órgano, porque definitivamente lo que se hace de corazón se queda en la memoria aunque un día ya no estés (…)”
Este es el compromiso de una fiscal del vueltabajo que ha dedicado veintiocho años al empeño de defender la legalidad, Mirka Alonso Bermúdez, fiscal jefa del Departamento de control de la legalidad en establecimientos penitenciarios.
“Comencé en el órgano en el año 1995, en el municipio de San Cristóbal que en aquellos años pertenecía a Pinar del Río. Pasado al alrededor de seis meses, a petición de la fiscal jefa en aquel entonces fui nombrada como fiscal jefe del Departamento de cuadros y capacitación, la más joven del país, pero sin dudar asumí la nueva tarea con entera responsabilidad y muchos deseos de contribuir y hacer. Agradezco el contar con el apoyo de la Fiscalía General de la República (FGR), asimismo tuve asesoramiento de la Fiscalía Provincial de Santi Spíritus que contribuyó en mi formación y preparación para el mejor desempeño de mis funciones. En el año 2001 fui nombrada como fiscal jefa del Departamento de protección de los derechos ciudadanos hasta el 2013, que pasé a dirigir el Departamento de control de la legalidad en establecimientos penitenciarios en el cual me desempeño en la actualidad”, asevera la fiscal.
Con la emoción como chispa que despierta los mejores sentimientos, Mirka describe a la institución como su hogar, ese lugar donde a la entrega no se le permiten límites y el futuro más lejano se hace siempre en presente, porque en la Fiscalía cubana tendrá su mejor historia, en ella ha podido encontrar manos, voces, abrazos hermanos, solidaridad, familiaridad, el fraterno acomodo para el cansancio y la fatiga de los tiempos. Asimismo, asevera que los caminos transitados no siempre se tornaron simples, fáciles de concursar, los escollos, tropiezos también matizaron su conquista, pero constituyeron su mayor voluntad, porque detrás de cada sacrificio hay una cuota importante de satisfacciones espirituales y logros sustanciales que tornan su vida con un matiz especial.
“Hablar del sistema de la Fiscalía General de la República remueve en mí, más allá de mis emociones, considerándome una fiscal apasionada, comprometida, capaz de transmitir de la manera más sencilla y coloquial mis mayores experiencias en el ejercicio de mis funciones, dejando un mensaje positivo y asertivo en cada escenario o espacio de intercambio; con los jóvenes que se inician en el órgano, en las instituciones de trabajo conjunto, en la sociedad y en los medios de comunicación masiva, llevando siempre en alto el sentido de la ética y la responsabilidad social que conlleva el ejercicio de la profesión”.
Una mujer que se multiplica en el buen hacer, siempre marca la diferencia porque su creatividad ha sido con el objetivo de promover, acompañar, cultivar y proteger, algo primordial en la vida de Alonso Bermúdez, que encuentra cobijo y satisfacción en esta institución, constituyendo en su vida, al igual que su familia, sus mayores fortalezas.
“La Fiscalía, además de permitirme forjarme, me ha dado la posibilidad de crecer desde lo profesional, con una inquietud constante por superarme, por conocer aristas diversas, para ofrecer respuestas a disímiles problemas y así madurar mi intelecto y mis capacidades en función de un mejor desempeño y actuación acorde a las demandas del Estado y la sociedad en general”.
Mirka Alonso Bermúdez resume la hidalguía y heroísmo de la mujer cubana, estoica, ejemplo de consagración, sacrificio y dedicación, acumula en sus casi tres décadas de trabajo lauros que atesora con júbilo, ha sido galardonada en varios momentos: le fue entregada, en el 2007, la medalla 23 de agosto por la Federación de Mujeres de Cubanas en el territorio, en el 2016 la distinción Enrique Hart Dávalos y posee los sellos por 10, 15, 20 y 25 años de servicio en el quehacer fiscal.
La impronta de esta fiscal pinareña se encuentra también como jurista destacada, es la presidenta de la delegación de base de la fiscalía provincial por más de quince años con excelentes resultados y reconocimientos por la labor de encauzar la justicia y la verdad, asimismo ha sido delegada a varios congresos de la Unión de Juristas de Cuba en representación del órgano y la provincia.
Hablar de Mirka es nombrar disciplina, disposición y voluntad; es conjugar muchas veces el verbo amar, es entenderla siempre en la primera línea diciendo presente a cada llamado ingente de la Patria, conduciendo con sapiencia y una alegría sin igual cada reto, cada sueño, apostando por convertir en acierto cada tropiezo encontrado y buscando siempre una solución a la dificultad menos imaginada, razones suficientes para entregar, permanecer, aportar, combatir la indisciplina y el desorden, para enfrentar el delito y las ilegalidades, pero, por sobre todo, estar ahí en ese lugar que siempre fue su mejor opción.
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