La Fiscalía cubana posee el inmenso privilegio de contar, entre su tropa, con varios de sus fundadores: esos hombres y mujeres con los que conversar puede devenir, en solo minutos, en una clase magistral de historia o de cualquier tema vinculado al quehacer del órgano.
Y aunque inicialmente la intención de este entrevistador fue conocer, en primera persona, la historia sintetizada de la Fiscalía General de la República (FGR), el diálogo fue más allá, detuvo el tiempo, y por más de una hora tuve la dicha de que estas palabras que ahora le contamos, tengan siempre a su lado una dosis de enseñanzas, de lecciones, de ejemplos …
Claro, no podía ser diferente cuando se conversa con quien lleva 53 años entregado a la FGR. Sí, leyó bien: ¡53 años!, aunque en este 2023 el órgano cumple cinco décadas. Acompáñenos en esta historia de vida de Luis Lorenzo Palenzuela Páez, fundador de la Fiscalía cubana.
Profe, vayamos a los primeros años de usted en la Fiscalía para comenzar explicando el por qué 53 años.
«Desde que era estudiante, en enero de 1971, empecé a trabajar en la Fiscalía del Tribunal Supremo (TS), cuando esta era un apéndice del referido órgano, hasta que con la Ley 1250/1973 nació la FGR y el Tribunal Supremo Popular (TSP) como órganos independientes. Por eso hablo de 53 años.
«Comencé mis estudios en 1970, en la Facultad de Derecho, como estudiante del curso regular y me insertaron en la Fiscalía como estudiante, cumpliendo varias tareas, siendo aún esta una dependencia del Tribunal. La Ley de 1973, como le contaba, le dio a la Fiscalía la condición de órgano independiente del Estado y constituyó los tribunales populares actuales, porque hubo tribunales populares que eran del Ministerio de Justicia desde 1963 hasta 1973, que se constituían en las barriadas y los jueces eran los llamados jueces populares, hoy jueces legos. De ahí vino mi vocación por el Derecho.
«Cuando la Fiscalía nace como órgano independiente, coincide con mi nombramiento como Fiscal sin ser graduado, porque en aquella época la ley permitió que hubiera fiscales y jueces no graduados, al no existir suficiente cantidad de universitarios para cubrir esas plazas donde había determinada exigencia. Eran los primeros años de la Revolución, donde se comenzaban los estudios profesionales a muy temprana edad, porque recordemos que hubo que partir de cero.
«Entonces, desde 1971 a diciembre de 1973 fui un estudiante insertado que aprendía con los pocos fiscales que allí había, un número menor de los que tiene ahora la Dirección de Protección a la Familia y Asuntos Jurisdiccionales, porque lo que hacían ellos era eso, asuntos civiles y de familia y asuntos penales que iban al Tribunal Supremo, y como iba a nacer una Fiscalía independiente comenzaron las relaciones con las organizaciones revolucionarias, y entonces se establecieron contactos con la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), con los Comité de Defensa de la Revolución (CDR), se escribían audiencias para leer en las organizaciones de base y nosotros las redactábamos, para después ser mejoradas por los profesionales, entre otras cosas. Como estudiante era eso lo que hacía: llevar registros administrativos, llevar las finanzas, entre otras cuestiones.»
¿Qué misiones llegaron para usted con el nacimiento de la Fiscalía General de la República, como órgano independiente?
«Cuando va a nacer la FGR, la dirección del PCC de la región Mayabeque supo que era un estudiante de Derecho y militante de la UJC. Soy de Güines, capital de dicha región, y tras una entrevista que se me realizó, me propusieron como fiscal y ahí me convertí en uno de los dos fundadores de la Fiscalía que propuso el Partido.
«Entonces asumí como Fiscal Jefe de la Región Mayabeque, sin dejar de ser estudiante del curso regular de la Facultad de Derecho. Sin embargo, las responsabilidades siguieron apareciendo. Había que constituir la Fiscalía en la región San José, hoy capital de la provincia Mayabeque, pues no había Fiscal, me lo propusieron y yo acepté ser de Mayabeque y San José.
«Algo parecido ocurrió con la región Camilo Cienfuegos, con capital en Jaruco, y yo acepté. Fueron cosas de un joven atrevido y comprometido. Claro, no era el trabajo que tiene ahora la Fiscalía. Aquella era una etapa inicial donde solo se resolvían las medidas cautelares, las detenciones, las inspecciones en los lugares de los hechos, porque el Fiscal era parte del trabajo de la instrucción, no como ahora, que el Instructor tiene independencia y después nosotros controlamos. En aquellos años fundacionales eran instructores de la Policía, y entonces el Fiscal asumió parte de las funciones que traía la Ley de Procedimientos del juez de instrucción, que determinaba que debía constituirse en el lugar de los hechos, participar en la necropsia, el levantamiento de cadáveres, y esas cosas las tenía que hacer el Fiscal de esos primeros tiempos.»
Y en aquellos años iniciales, Palenzuela, ¿qué otras funciones realizaban los fiscales?
«Como tal, la Fiscalía empieza a funcionar a partir del 7 de enero de 1974, aunque como órgano nace el 23 de diciembre de 1973, y ahí fue cuando comenzamos a resolver asuntos derivados de la materia penal como las medidas cautelares, el control de la Instrucción, el despacho de las conclusiones, entre otros.
«En materia civil, dictaminábamos las declaratorias de herederos por el Código Civil, pero el Código de Familia se promulga el 14 de febrero de 1975, entra en vigor el 8 de marzo de ese año, y a partir de ahí el Fiscal tiene mayor participación en asuntos de familia y debía interactuar con las entonces Sala de lo Criminal y Sala de lo Civil y Familia, ambas en un tribunal regional, que conocía de asuntos penales de hasta 6 años de privación de libertad. Sin embargo, los fiscales regionales controlábamos la instrucción de todos los casos y aquellos asuntos que eran de más de 6 años de privación de libertad, cuando se concluía la fase preparatoria, se elevaban a la Fiscalía Provincial, y allá continuaba el proceso.
«En materia de Familia conocíamos de los asuntos de filiación, alguna situación extraordinaria en alimentos, entre otros. También atendíamos la población. En aquellos años no había verificaciones fiscales, estas nacieron después del año 78, tras cursos internacionales que pasamos.»
¿Cómo llega usted a la Fiscalía General de la República, a partir de su amplia trayectoria como fiscal regional y provincial?
«Cuando concluyo mi carrera, en septiembre de 1974, me trasladaron a Pinar del Río, donde permanecí desde ese mes hasta avanzado el año 75. Allí fui a abrir una escuelita de fiscales en Consolación del Sur.
«Después regresé a Mayabeque, hasta el 24 de febrero de 1978 que me promueven a Fiscal provincial cuando nació la Fiscalía Provincial de La Habana, donde me desempeñé como fiscal jefe del Departamento de Causas Penales y Asuntos Civiles, Administrativos y Laborales, que se encargaba del despacho del expediente concluido en materia penal, el juicio, el habeas corpus, entre otros; y la materia civil.
«En el año 1986 pasé a la FGR porque el entonces Fiscal General, Ramón de la Cruz Ochoa, decidió fortalecer el trabajo de los asuntos civiles, de familia, administrativos y laborales, y me pusieron al frente de un departamento donde desarrollé la actividad parecida a la que hace ahora la parte jurisdiccional de la Dirección de Protección a la Familia y Asuntos Jurisdiccionales.
«En dicho departamento éramos inicialmente dos fiscales, uno que atendía lo laboral y yo atendía la dirección y los asuntos civiles, administrativos y la actividad metodológica.»
Integrar el órgano central de seguro trajo consigo otras responsabilidades, aparejadas a la función de ser un Fiscal de la Fiscalía General de la República. ¿Qué nos puede contar al respecto?
«Institucionalmente, en la Fiscalía, solo he sido fiscal jefe regional y fiscal jefe de departamento, hasta el año 84. Después de eso he sido, por funciones asignadas, vicefiscal jefe de provincia, director de causas penales y asuntos civiles, administrativos y laborales del órgano central, entre otros. He cumplido otras actividades representando a la FGR ante otros órganos y organismos.
«Tuve el inmenso privilegio de acompañar a Vilma Espín, en el asesoramiento jurídico, en su condición de presidenta de la FMC, de la Comisión Nacional de Prevención y Atención Social, y de la Comisión de Atención a la Juventud, la Niñez y la Igualdad de los Derechos de la Mujer, porque en aquellos años no había muchas mujeres graduadas de derecho, como hoy, que representan el 80% de la fuerza laboral de la Fiscalía. En varios períodos representé a la Fiscalía como miembro del Secretariado Ejecutivo de la Comisión Nacional de Prevención y Atención Social.
«Además, asesoramos a la dirección del país en temas vinculados a la Batalla de Ideas; participé en los inicios de la Mesa Redonda, siendo también uno de sus fundadores, donde abordamos particulares referidos a los derechos de los niños, al Código de la Niñez y la Juventud, entre otros.»
En estos 53 años que usted lleva de incesante labor, en el país han transcurrido varios procesos legislativos, que han traído consigo la elaboración de nuevas normativas. ¿Ha participado usted en este proceso?
«Desde el principio de los 1980, empezamos a trabajar en el Código Civil promulgado siete años después. También estuvimos trabajando en el actual Código de las Familias, donde hay un por cuanto que reconoce el trabajo de Vilma Espín, porque la esencia de ese Código son las ideas de Vilma y de Fidel. Además, trabajamos en la divulgación de los proyectos de cita Código con la UJC, la FEEM, la FEU, los CDR, la FMC, en los barrios… Se hizo un gran trabajo. Las esencias de las ideas de Vilma están ahí.»
La Fiscalía General de la República vive el año de su 50 aniversario. Cinco décadas de intenso trabajo, que ahora ha sido perfeccionado a partir de la implementación de una nueva Ley y un nuevo reglamento, que saldrá más adelante. A su juicio profe, ¿cómo ve usted a la Fiscalía de hoy y del futuro?
«Veo la Fiscalía mucho más desarrollada que la que nació hace 50 años, eso hace que en el futuro el órgano tenga que seguir estando acorde con su tiempo, con la preparación técnico jurídica, con el desarrollo tecnológico, con los principios de nuestra sociedad, con la ética, en la defensa de los derechos de los más vulnerables. Pienso que ese es el papel de la Fiscalía, representar y defender al Estado, pero estar en correspondencia siempre con la sociedad.
«Creo que sí, ojalá volviera a nacer dentro de 50 años para poder disfrutar de esa etapa, pero pienso que se avizora mucho, pero se requiere de arduo trabajo, constancia y preparación. En este sentido, le concedo mucha importancia a los compañeros del área de Formación, Desarrollo e Innovación. Pienso que esa esfera debe tener mucha proyección en cuanto a diagnosticar, en cuanto a llevar los procedimientos de cómo hacerlo, pero esa área, que podrá llamarse de otra forma en el futuro, tiene que obtener de cada área de trabajo las cuestiones esenciales y entonces programarlas para que trasciendan al futuro. La FGR es una interrelación de todo. Yo no veo que asesoría jurídica sea menos importante que penal, creo que todas son importantes, aunque hay algunas más sensibles.»
Finalmente, Palenzuela, algunas palabras para las más jóvenes generaciones de fiscales que ven en usted un referente.
«Los fiscales deben ser integrales. No acepto que ninguno me diga: yo soy de penal o de familia… ¡no!, ¡usted es fiscal!, y el fiscal debe ser integral. ¡Ah!, que usted tenga que desarrollarse en esta esfera u otra por las circunstancias, está bien, pero tiene que ser ante todo fiscal, defender la institución, saber que representa a la Fiscalía, y que esta se sintetiza en el artículo 156 de la Constitución.
«Creo que ha habido personas muy trabajadoras, dedicadas, consagradas, y los hay. En la Fiscalía no se puede estar por un sueldo o por un cargo, no se puede estar por una designación. La Fiscalía la tienes que querer, tienes que consagrarte a ella. Para mí es tu vida, no tu medio de vida, y tienes que estar preparado en cualquier momento para cuando sea necesario. Somos un órgano del Estado.»
Al concluir la entrevista, Palenzuela, como cariñosamente le decimos todos, nos ofreció sus consideraciones sobre el desarrollo del órgano en estos 50 años y valiosos consejos para las nuevas generaciones de fiscales.