
La batalla de Cuba contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas se asume como una decisión política y gubernamental con el Triunfo de la Revolución, el 1ro. de enero de 1959, pero, desde la Sierra Maestra, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz había declarado la guerra abierta a cualquier manifestación de ese flagelo.
El 7 de octubre de 1958 se puso en vigor la Resolución No. 6 para la Administración Civil, que se pronunciaba por un combate de todos al impacto de las drogas y el juego ilícito, que «hacían imposible un verdadero desarrollo físico, mental y económico del pueblo cubano».
Aquella voluntad se hizo compromiso y, desde los primeros días de la Revolución triunfante, se multiplicaron los esfuerzos para contribuir a la prevención desde la educación y la cultura, y al enfrentamiento a las lacras, vicios y males heredados del capitalismo, y del imperio de las mafias que engendraron, en Cuba, décadas de neocolonia y corrupción.
Sucesivas operaciones se registraron desde el 5 de enero de 1959, fecha de la fundación de la Policía Nacional Revolucionaria, contra bandas y capos, contra expendedores y viciosos, contra mercaderes de la muerte y de la violencia, que vivían del negocio de las drogas. Fueron décadas en las que generaciones de cubanos dieron lo mejor de su juventud a una lucha impostergable que conquistó constantes victorias, pese a la complejidad que fueron adquiriendo los desafíos y amenazas internacionales.
Esa ha sido la voluntad política de más de seis décadas y media, que le ha garantizado al país protegerse de los embates globales de uno de los negocios más crueles del siglo xxi, generador de más de 500 000 millones de dólares anuales, que van a parar a los grandes monopolios financieros del planeta, mientras millones de muertos se suman cada año a la larga lista de víctimas, y otras cifras millonarias de enfermos sufren trastornos cerebrales, afectaciones a órganos vitales, hepatitis, sida, adicciones crónicas, problemas respiratorios graves y trastornos a la personalidad.
Este 26 de junio se celebra en el mundo el Día Internacional de lucha contra el uso indebido y tráfico ilícito de drogas, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 7 de diciembre de 1987, con el objetivo de fortalecer la acción y la cooperación a nivel internacional, para lograr una sociedad libre de ese mal.
Cuba ha fortalecido los esfuerzos y mecanismos políticos, estatales, gubernamentales, sociales y de masas para no darles tregua a los impactos del fenómeno en nuestras fronteras y en la profundidad del territorio nacional, que no escapan a la proliferación, en el mundo, de las más diversas fórmulas de sustancias adictivas y destructivas que multiplican sus canales de penetración, modos de operar y de enmascaramiento.
Pese a un bloqueo recrudecido, el sistema de enfrentamiento a las drogas no escatima esfuerzos ni recursos imprescindibles para proteger nuestras fronteras y enfrentar las manifestaciones delictivas asociadas a las drogas.
Esta celebración coincide con la realización del Tercer Ejercicio Nacional de prevención y enfrentamiento al delito, la corrupción, las drogas, las ilegalidades y las indisciplinas sociales, que tiene por objetivo principal incrementar «las acciones de las organizaciones políticas, sociales y de masas, de los órganos del Estado, del Gobierno, del Ministerio del Interior, comunicacionales, y de participación y control popular».
Además, tiene lugar a la semana siguiente de la Operación Nacional Contra las drogas se gana, que se realiza la tercera semana de cada mes, y contempla acciones de enfrentamiento, juicios ejemplarizantes, intervenciones preventivas en centros estudiantiles de todas las enseñanzas, residencias universitarias, barriodebates, ferias, charlas por especialistas de Salud y otras.
Cerrar el paso a esos delitos, multiplicar las acciones preventivas y elevar la percepción de riesgo, y el rechazo social al uso indebido y el tráfico ilícito de esas sustancias tóxicas, adictivas y destructivas, es el propósito de estos esfuerzos, que serían en vano si la familia, la escuela, las organizaciones políticas, juveniles, estudiantiles, los sindicatos, las asociaciones, los medios de comunicación y el pueblo no contribuyen oportuna y conscientemente a esta altísima responsabilidad de todos.
Es un Día Mundial para sumar y multiplicar por el bienestar de las familias, de nuestros niños, adolescentes y jóvenes, por el futuro que queremos y sabremos ganar juntos.
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