
Yeilin tenía 21 años cuando al poco tiempo de romper una relación amorosa supo que estaba embarazada. Su padre le espetó que no quería otra “barriga” en la casa y acabó de decidirla para, a pesar de los consejos de amigos, hacerse una interrupción.
Después tuvo complicaciones, le habían dejado restos y aunque fue sometida a varias limpiezas de la cavidad al final perdió el útero y con él la soñada posibilidad de tener hijos.
Ahora, después de desandar hospital tras hospital en vano, aparece, con el proyecto del Código de las Familias, una posible solución a su caso. Renació la esperanza, aunque el camino todavía es largo.
Durante la presentación de este caso en el programa Familias, de la televisión cubana, la Dr. C. Patricia Arés Muzio, se cuestionaba si era igual de intenso para todas las personas el deseo de ser madre o padre y sobre todo ¿Qué sucede cuando se desea con vehemencia tener hijos y por causas diversas no se puede? ¿Cuánto dolor, dijo, nos causas el saber que esas posibilidades no constituyen una opción viable?
Al respecto la Dr. C. Miladys Orraca Castillo, Presidenta de la Sociedad Científica Cubana para el desarrollo de la Familia, explicó que la pérdida del útero, como le sucedió a la protagonista de la historia de este programa, no es la única causa que impida la gestación de un embarazo. Existen también otras médicas como condiciones genéticas, enfermedad endocrinológica, malformaciones uterinas, o tumores.
Hasta ahora, subrayó la Doctora, no podíamos ofrecerle a ninguna de las tantas familias que atendimos la posibilidad de una respuesta positiva. El proyecto del Código de las Familias, a partir de la Gestación Solidaria se erige como una oportunidad real y de hecho se convierte en una herramienta humana para esas familias.
En este sentido, consideró, esta normativa viene a llenar un poco la imposibilidad que teníamos los galenos de poder decirle a las parejas que existían alternativas para tener descendencia.
Sabemos que a lo largo de la historia algunos de las cosas más novedosas o revolucionarias de la ciencia y la tecnología afrontaron incomprensiones en sus inicios, en tal sentido Arés Muzio se preguntó ¿Cuánto han impactado las técnicas de reproducción asistida en nuestra manera de pensar la maternidad y la paternidad? ¿Amenaza la opción de la gestación solidaria la elección de quienes prefieren o pueden seguir procreando de manera natural, o este procedimiento abre nuevas esperanzas para quienes por distintas causas no tienen esa posibilidad?
Yeilín todavía sufre. Ahora a sus 29 años de edad tiene otra pareja estable, se llevan bien y hasta cierto punto son felices. Sin embargo le falta algo.
Hace unos días, contó, una doctora me llamó para informarme que con el nuevo Código de las Familias tendría la posibilidad de fertilizar un óvulo mío y de mi esposo, y a partir de un vientre solidario tener un hijo de ambos. Y eso por primera vez en muchos años me hizo tocar la verdadera felicidad. Si pudiera materializar ese deseo, afirmó, sería un gran sueño hecho realidad.
Aunque la mayoría de los entrevistados afirmaron estar de acuerdo con esta novedosa alternativa, también mostraron preocupación porque se convierta, como sucede en buena parte del mundo, en motivo de lucro y explotación de la mujer.
En tal sentido, la vicepresidenta de la Unión Nacional de Juristas de Cuba, Yamila González Ferrer, destacó que el proyecto cubano se caracteriza por el altruismo y la solidaridad, bien alejado de todo tipo de negocio o mercantilización del cuerpo femenino.
Para garantizar este objetivo, afirmó, la ley prevé controles, entre esos, que el proceso se realice entre familias o personas muy afines, con protocolos médicos estrictos que conllevan la atención de todos los involucrados y con un procedimiento que solo se realizará después de aprobado por el tribunal competente.
Procrear un hijo ya no es un proceso natural, es también social y jurídico, declaró Arés Muzio, es una decisión que se toma por los participantes, conscientes de las consecuencias que conlleva su actuación en todos los ámbitos, moral, económico, social y jurídico.
En este mundo en permanente transformación, donde el desarrollo de la ciencia y la tecnología nos enfrenta a nuevos dilemas y novedosos caminos, para conseguir el cambio es necesario mirar más allá de lo que ya existe y plantearnos que es posible, a la luz de las realidades actuales, aprender a ponernos en el lugar de los otros , cuestionar los estereotipos y los presupuestos éticos que rigen nuestra vida en común, esas son las pausas que nos obligan a reflexionar en esta historia presentada, concluyo la Psicóloga Patricia Arés Muzio.
Visite también: Sección Código de la Familias