
Entre los temas más debatidos relacionados con el nuevo Código de las Familias está sin dudas el del cambio de concepto de patria potestad a responsabilidad parental.
Muchos han sido los argumentos a favor y en contra, estos últimos con una carga evidente de malas intenciones con el fin de dividir y sembrar la duda en la población para restar apoyo a tan importante normativa.
Era muy pequeño, pero la lectura y estudios de los primeros años del triunfo revolucionario me acercaron a la terrible campaña denominada Peter Pan, la cual, desarrollada por la Agencia Central de Inteligencia norteamericana CIA por sus siglas en inglés- privó a la familia cubana de disfrutar de sus hijos por varias décadas.
Por ello es imprescindible dominar el texto jurídico, identificar virtudes, aclarar cuantas dudas existan para que a la hora del referendo popular el próximo 25 de septiembre, en la boleta prime un criterio desprejuiciado y real, lejos de las campañas difamatorias de los enemigos jurados de la Revolución.
Con este objetivo hablamos con el fiscal Luis Palenzuela Páez, toda una institución del Derecho Civil y de Familia en Cuba, a quien su prestigio, avalado por más de 50 años ininterrumpidos dedicados a estos temas y al trabajo en la función tuitiva del Estado, lo llevaron a formar parte del Grupo de Trabajo Temporal que redactó el proyecto de Código de las Familias, y anteriormente a trabajar directamente con el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en los gloriosos días en que se luchaba por el retorno del niño Elián González a Cuba bajo la custodia de su padre..
El prestigioso jurista considera que la figura de la responsabilidad parental, más allá de prejuicios y campañas mal intencionadas, hace justicia a la relación que debe primar entre los integrantes de la familia.
Los hijos de hoy no se parecen a los del año 1975 en que eran tratados como objetos, dijo Palenzuela Páez, el propio desarrollo tecnológico y social alcanzado a lo largo de estos años los eleva a sujetos de derechos con posibilidades de opinar sobre sus intereses y lograr el respeto a su autonomía legal progresiva.
Ojo, no temerle a esa terminología, autonomía progresiva no significa vulnerar etapas propias de la edad ni permitirles a los menores adoptar decisiones que laceren su formación o atenten contra el conjunto de valores defendidos universalmente, de lo que se trata es que ese muchacho, llegado el momento de asumir posiciones decisivas para su futuro, no esté atado a un concepto de Patria Potestad ya obsoleto, fundamentado en una obediencia ciega que suplanta la opinión de los padres por encima del derecho de ellos a opinar y ser escuchados.
Según Palenzuela Páez el concepto de Patria Potestad está signado por parte de lo más oscuro de la historia del desarrollo de la familia. Su origen es el Páter Familia, vieja figura de la familia Romana, que ostentaba la potestad y el derecho de vida y muerte sobre los integrantes de la familia que se le subordinaban.
Es en virtud de ese derecho que un padre podía con total impunidad, matar a los hijos que nacieran con defectos físicos, venderlos y hasta azotarlos.
Potestad, subrayó el prestigioso jurista, significa mando, señorío, autoridad, lo cual pugna con el sentido y alcance de la Responsabilidad Parental, cuya nomenclatura aboga por relaciones de confraternidad, respeto y consulta.
No es casual, por tanto, que el Código de las Familias, en su articulado, refrende principios como el de la igualdad de género, la obligación de los padres en procurarles a los hijos estabilidad emocional; así como a contribuir al libre desarrollo de su personalidad a partir de sus capacidades, aptitudes y vocación, acotó.
¿Acaso esto es negativo? Cuestionó el Fiscal ¿Significa que el cambio lleve implícito lesiones a los derechos de los padres en la educación de sus hijos? ¿Perderán estos el control sobre los menores?
Los invitó, opinó Palenzuela Páez, a profundizar en los postulados de la nueva norma, con la responsabilidad parental se marca un punto de inflexión importante en la consecución de formar hijos más plenos y dignos. El pueblo tiene la palabra.