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Yenny Torres Bermúdez, comunicadora de la Fiscalía Provincial de Holguín
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Cuba, Fiscalía, Fiscalía Provincial de Holguín, mujer, unidad, ejemplo
Yadira

Bajo inclemencias meteorológicas, las horas que ponen viejo al día, el cansancio de una intensa jornada de trabajo, las preocupaciones cotidianas, el apagón habitual, la responsabilidad en mayúsculas... incluso con la férula que le ha ayudado a caminar pese al esguince en su tobillo; con todo y más, la vemos en reuniones, análisis, organizando planes, buscando alternativas para que cada proceso salga en la fiscalía.

Yadira Leyva Domínguez es la fiscal jefa provincial de Holguín, y aunque el cargo suena y resulta fuerte, suele aliarse a la sonrisa que vuelve más suave la jornada, para ella y quienes la rodean en la inmensa batalla de estos tiempos.

“El delito crece, sí, pero también lo hace la manera cómo se desarrolla. Tiene mutaciones, cambia, más en escenario de crisis. Eso es normal en la historia. En un contexto económico tan complejo como el que estamos viviendo, aumentan las carencias y los ilícitos penales. Resulta filosófico”.

Notaria, fiscal municipal, fiscal jefe municipal de Moa y Holguín, fiscal provincial, jefe del Departamento de Información y Análisis, y vicefiscal provincial le antecedieron a su actual cargo.

“Siempre me gustaron las letras. En esa etapa estaban trasmitiendo en la televisión una serie o novela que trataba de una abogada. Me gustó y en 12 grado, hice las pruebas de aptitud y aprobé. Recuerdo que listé todas las carreras junto a mi papá, que era un apasionado de la literatura, para definir qué iba a estudiar. Fue él quien me asesoró, no era universitario, sino técnico medio, pero con su biblioteca había aprendido mucho. Juntos escogimos el Derecho.

“Cuando me gradué, siempre quise ser fiscal; pero la ubicación era por el lugar de residencia y, en Moa, la fiscalía en esos momentos tenía su plantilla completa. Opté, entonces, por Notaría; cuando me habilité, fungí como notaria de tres municipios. Radicaba en Moa, pero iba a Sagua y atendía a la población de allí una vez a la semana y los pobladores de ‘Frank País’ iban hasta Sagua. “Cuando cumplí mi servicio social, pedí mi traslado para la fiscalía, y aunque tuve que esperar y luego preparar a mi relevo, finalmente, comencé en 1997 como fiscal”.

En 27 años de desempeño en el órgano son muchas las experiencias vividas...

“Siendo fiscal jefe municipal, un vicedirector de asistencia médica le dio con un bate a un inspector; este último, por supuesto, hizo la denuncia. Cuando lo entre- vistamos, el médico dijo que el inspector la tenía cogida con él, que cada vez que pasaba le imponía multas...

“Fui a ponerle la fianza, pero era un atentado contra el inspector, había que protegerlo, y de la provincia solicitaron evaluar la prisión provisional. Di la indicación a los compañeros de instrucción de detenerlo; pero, aunque lo llevaría al tribunal, poner en prisión a aquel médico me resultaba complejo. Así que volvimos a analizar el caso y le puse una fianza. Para mi sorpresa, el hombre, al otro día, vino y pidió un despacho con el jefe de la provincia, quejándose de mí y diciendo que era yo quien lo quería preso. En verdad, eso me chocó.

“Por otra parte, alegrías tengo muchas. La fiscalía te enseña a vivir, tanto en lo profesional como en lo personal; a enfrentar el día a día, manejar las situaciones y salir airosa de los problemas.

“La satisfacción puede ser un proceso de familia que uno investigó y logró que se reconociera el derecho; puede ser un proceso penal en el que logramos llevar al imputado hasta el juicio y que el tribunal lo sancione; puede ser la detección de violaciones de la legalidad en una entidad a través de una verificación fiscal y en la reinspección ver que se ha trabajado en un plan de medidas y las violaciones fueron subsanadas.

“Me ha marcado que, durante mi viaje de trabajo a Rusia, falleció mi papá. Eso fue muy doloroso”.

Estar al frente de una provincia con este escenario es un reto “A veces, las personas ven al fiscal como el malo de la película, porque es quien acusa, pide sanción, pero a quien piensa así le digo: ‘¿Y si violan a tu hija, alguien te agrede, ocurre un robo con violencia para quitarle el celular a tu madre, ¿quién te defiende?’.

“Representamos a la víctima y a los intereses del Estado, que también necesita protección, ejemplo, del funcionario que abusando de sus funciones malversa los bienes públicos. Eso entraña preparación. El delito económico, por ejemplo, es muy técnico, tenemos que continuamente estudiar.

“Estamos en un amplio proceso legislativo en los últimos años, necesitábamos que muchas normativas se aprobaran en la Asamblea, porque la sociedad avanza y en función de ello tiene que ir la legislación.

“Continuamente gestionamos los recursos humanos, la fuerza fiscal y de apoyo a esa labor, que es fundamental para nosotros, porque necesitamos del personal auxiliar que nos ayuda y viabiliza la tramitación de procesos.

Hemos tenido que apresurar la etapa de preparación del fiscal, aunque tenemos diseñado un diplomado de formación pos- graduada para los que se incorporan al órgano. Ser trabajador de la fiscalía requiere de merecimiento público y de conducta intachable. Entonces, debemos buscar la manera de enamorarlos de la profesión”.

La otra casa...

“En casa siempre tuve el apoyo de mis padres. Siempre trabajaba hasta muy tarde. Cuando los niños eran pequeños, los recogían en el círculo y, cuando llegaba, ya mi mamá los tenía.

“Afortunadamente, de grandes, el varón siguió mis pasos, es abogado, y la hembra, estudia Medicina, ahora ellos me siguen apoyando”.

La fiscalía en la comunidad...

“La condición aniversario 65 de los CDR creo que tiene su mayor peso en el trabajo preventivo. Tratamos de dar charlas educativas, ya sea en centros educacionales, centros de trabajo, en los barrios, consejos populares, buscando, por ejemplo, tratar el flagelo de la droga, porque la droga conduce a mayor criminalidad, violencia, a problemas de salud, muerte.

“Hemos divulgamos todo lo que implica el embarazo en la adolescencia, cómo nuestros jóvenes, en esa edad, tienen que estudiar, aferrarse a un proyecto de vida, que no necesariamente tiene que estar en esos momentos acompañado de un hijo.

“Hablamos del delito, de qué implica el no estar vinculado laboralmente. Estar sin hacer nada en la casa, no conduce a nada bue- no, porque ahí es donde aparece el ‘invento’. “Para eso, hacemos coordinaciones con los CDR, fundamentalmente los miércoles, los fiscales van hasta allí y dan charlas, hablan sobre las normativas nuevas que van saliendo. Cuando se fue a aprobar el Código de las Familias, los fiscales formaron parte activa de todos esos grupos, igual ahora lo estamos haciendo con el Código de Trabajo”. 

Inscrita en el libro Lucías de hoy, poseedora de la distinción “23 de agosto”, de la FMC, y de la “Enrique Hart”, del Sindicato de la Administración Pública, entre otros reconocimientos, cuenta con decenas de actividades de posgrado como parte de su superación.

Con su experiencia, con las oportunidades que puede tener en otro lugar, ¿por qué se mantiene al frente de la fiscalía?

“La industria del níquel es un sector que siempre ha sido muy bien remunerado, con condiciones de trabajo superiores a las que he tenido aquí, posibilidades de viajar al exterior, carro, casa... En Moa, siempre me hicieron muy buenas ofertas de trabajo y nunca quise irme, viviendo allí. Estando en la provincia también tuve esa posibilidad. No lo hago porque amo la fiscalía, amo ser fiscal. Porque estoy enamorada de mi profesión y no la veo como una carga. Todas las personas no tienen el placer de trabajar en lo que les gusta, por eso me considero dichosa.

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